Ayer, en mi escuela, había un geco muy bonito en el baño, yo me di cuenta y le soplé para que se escondiera, de manera que nadie le hiciese daño.
A veces mis compañeros matan a un insecto y yo sufro por eso.
El geco se ha movido y por fin ha llegado a camuflarse en una parte de la pared que era de su mismo color.
¡Se ha salvado!